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A parte de los biomas, existen otras agrupaciones meta-ecosistemicas, es decir, entidades que se definen agrupando ecosistemas semejantes, que pueden ser más grandes o más pequeñas de los biomas, la mayoría definidas más recientemente, pero otras, siendo más antiguas que los biomas definidos los libros de texto clásicos de ecología universitaria.
Hemos discutido una gran variedad de ecosistemas terrestres y en la siguiente unidad discutiremos los acuáticos, con el tradicional problema de las categorías humanas, y es que los describimos como si fueran compartimentos estancos, asilados unos de otros, pero al interior de los paisajes, los ecosistemas forman un conjunto que se transforma de manera gradual y paulatina, integrándose unos a otros mediante unas fronteras poco definidas llamadas ecotonos. Incluso cuando existe una frontera clara, los animales que viven allí pueden pasar de un lugar a otro fácilmente en un continuo vital (Armand, 1992; Attrill & Rundle, 2002; Cieraad & McGlone, 2014)
Figura 52. Páramo, pradera y bosque con límites definidos.
Figura 53. Aunque las fronteras parezcan claras, hay
áreas de amortiguamiento donde interactúan los seres vivos de los dos
ecosistemas.
Los ecotonos varían en tamaño, por ejemplo, las zonas de
frontera de los cultivos que dan hacia los bosques. Otros ecotonos o pueden ser
muy extensos y distribuidos de manera poco homogénea. Por ejemplo, en la gran
frontera entre la tundra y el bosque boreal, el ecotono se manifiesta con la
presencia de parches de bosque de coníferas, o por arboles dispersos en ciertos
promontorios. Otros ecotonos son realmente grandes y pueden ser considerados
como biomas en propio derecho, pero con más matices.
Otros ecotonos son más conspicuos y característicos, por
ejemplo, la zona de intermareas, o los terrenos inundables de agua dulce y
salda son ecotonos también. Los ecotonos presentan ciertos fenómenos de
importancia, tanto en la ecología como en la taxonomía y la biología evolutiva
por una razón importante, debido a que las condiciones de los ecotonos son
intermedias, los seres vivos que viven allí pueden presentar adaptaciones para
vivir en cualquiera de los biomas que generan esa frontera.
Los ecotonos o ecosistemas de frontera no son estáticos, al
depender de las condiciones climáticas y al estar estas en constante cambio,
los ecotonos pueden desplazarse hacia el interior de un ecosistema a expensas
del otro. Un ejemplo de esto son los ecotonos entre los desiertos y las
praderas tropicales semiáridas, en las que el ecotono ha avanzado a medida que
el desierto se expande en los últimos 50 años.
Dada la extrema gradulidad generada por los ecotonos, los ecólogos han
creado una nomenclatura que abarca grandes regiones, así como regiones medianas
y pequeñas de distribución ecológica que, aun así, siguen siendo más grande que
un ecosistema.
Una biorregión es un área ecológica y geográficamente definida que es más pequeña que una ecozona, pero más grande que una ecorregión o un ecosistema, en el esquema de clasificación del WWF. También hay un intento de utilizar el término en un sentido generalista menos generalizado, similar a los términos "área biogeográfica" o "unidad biogeográfica" (Alexander, 1990; Paasi, 2010; Parsons, 1985; Roseland, 1997)
Figura 54. Mapa de bioregiones.
Las ecorregiones cubren áreas relativamente grandes de tierra o agua y contienen conjuntos característicos y geográficamente distintos de comunidades y especies naturales. La biodiversidad de flora, fauna y ecosistemas que caracterizan una ecorregión tiende a ser distinta de la de otras ecorregiones. En teoría, la biodiversidad o ecorregiones de conservación son áreas relativamente grandes de tierra o agua donde la probabilidad de encontrar diferentes especies y comunidades en cualquier punto dado permanece relativamente constante, dentro de un rango aceptable de variación (ampliamente indefinido en este punto).
Figura 55. Mapa de ecoregiones.
Tres advertencias son apropiadas para todos los enfoques de
mapeo bio-geográfico. En primer lugar, ningún marco biogeográfico único es
óptimo para todos los taxones. Las ecoregiones reflejan el mejor compromiso
para el mayor número posible de taxones. En segundo lugar, las fronteras de la
ecorregión rara vez forman bordes abruptos; Más bien, los ecotonos y los
hábitats de mosaico los atan. En tercer lugar, la mayoría de las ecorregiones
contienen hábitats que difieren de su bioma asignado. Las provincias
biogeográficas pueden originarse debido a diversas barreras. Algunos físicos
(tectónica de placas, máximos topográficos), algunos climáticos (variación
latitudinal, rango estacional) y algunos químicos relacionados con el océano
(salinidad, niveles de oxígeno) (Allen-Gil, Gilroy,
& Curtis, 1995; Chapin, 2004; Naiman et al., 2002; Omernik, 2004; Teixeira
et al., 2001)
Una ecorregión es un "patrón recurrente de ecosistemas
asociados con combinaciones características de suelo y forma de relieve que
caracterizan a esa región". Omernik (2004), desarrolla esto definiendo las
ecorregiones como: "áreas dentro de las cuales hay coincidencia espacial
en características geográficas Fenómenos asociados a diferencias en la calidad,
la salud y la integridad de los ecosistemas”." Características de los fenómenos
geográficos "pueden incluir la geología, la fisiografía, la vegetación, el
clima, la hidrología, la fauna terrestre y acuática y los suelos y pueden o no
incluir Los impactos de la actividad humana (por ejemplo, patrones de uso de la
tierra, cambios en la vegetación). Existe una correlación espacial
significativa, pero no absoluta, entre estas características, haciendo de la
delimitación de las ecorregiones una ciencia imperfecta. Otra complicación es
que las condiciones ambientales a través de un límite de ecorregión pueden
cambiar muy gradualmente. La transición entre la pradera y el bosque en el
medio oeste de los Estados Unidos, lo que dificulta la identificación de un
límite divisor exacto. Tales zonas de transición se llaman ecotonos.
El uso del término ecorregión es una consecuencia de un
aumento de interés en los ecosistemas y su funcionamiento. En particular, hay
conciencia de las cuestiones relativas a la escala espacial en el estudio y la
gestión de los paisajes. Es ampliamente reconocido que los ecosistemas
interrelacionados se combinan para formar un todo que es "mayor que la
suma de sus partes". Hay muchos intentos de responder a los ecosistemas de
manera integrada para lograr paisajes "multifuncionales", y varios
grupos de interés de los investigadores agrícolas a los conservacionistas están
utilizando la "ecorregión" como una unidad de análisis. El
"Global 200" es la lista de ecorregiones identificadas por WWF como
prioridades para la conservación. Movimientos basados en la ecología como el
biorregionalismo sostienen que las ecorregiones, en lugar de límites políticos
definidos arbitrariamente, proporcionan una base mejor para la formación y
gobernanza de las comunidades humanas y han propuesto ecorregiones y cuencas
hidrográficas como base para iniciativas de democracia biorregional (Olson & Dinerstein,
1998, 2002; Olson et al., 2000)
La madre de toda distribución biogeográfica es la ecozona, y es gracioso porque no es tan famosa como el bioma. Las ecozonas son realmente grandes, ya que agrupan casi a los propios continentes “el paleártico es el más absurdo de todos agrupando casi toda Eurasia”. Las ecozonas fueron definidas en el siglo XIX por el codescubridor de la Selección Natural, Alfred Russel Wallace, aunque el concepto fue definido originalmente como regiones zoogeográficas (McKinney, 1966; Procheş, 2005; Rueda, Rodríguez, & Hawkins, 2013; Schmidt, 1954)
Figura 56. Mapa de ecozonas.
Un reino biogeográfico o ecozona es la división
biogeográfica más amplia de la superficie terrestre de la Tierra, basada en
patrones distributivos de organismos terrestres. Se subdividen en ecorregiones,
que se clasifican en biomas o tipos de hábitat (Olson et al., 2001;
Schultz, 2005; Udvardy & Udvardy, 1975)
Los reinos delimitan grandes áreas de la superficie de la Tierra
dentro de las cuales los organismos han estado evolucionando en relativo
aislamiento durante largos períodos de tiempo, separados entre sí por rasgos
geográficos, como los océanos, los desiertos o las altas montañas que
constituyen barreras a la migración. Como tal, las designaciones de los reinos
biogeográficos se usan para indicar agrupaciones generales de organismos
basadas en su biogeografía compartida. Los reinos biogeográficos corresponden a
los reinos florísticos de la botánica o regiones zoogeográficas de la zoología.
Los reinos biogeográficos se caracterizan por la historia evolutiva de los
organismos que contienen. Son distintos de los biomas, también conocidos como
tipos de hábitats principales, que son divisiones de la superficie de la Tierra
basadas en la forma de vida, o la adaptación de animales, hongos,
microorganismos y plantas a las condiciones climáticas, del suelo y de otras
condiciones. Los biomas se caracterizan por una vegetación climax similar. Cada
reino puede incluir una serie de diferentes biomas. Un bosque húmedo tropical
en América Central, por ejemplo, puede ser similar a uno en Nueva Guinea en su
tipo de vegetación y estructura, clima, suelos, etc., pero estos bosques están
habitados por animales, hongos, microorganismos y plantas con Muy diferentes
historias evolutivas. Los patrones de distribución de los organismos vivos en
los reinos biogeográficos del mundo fueron moldeados por el proceso de la
tectónica de placas, que ha redistribuido las masas terrestres del mundo sobre
la historia geológica.
Si emplearamos las palabras de la taxonomía, los biomas
serían entidades fenéticas y polifiléticas, construidas porque parecen
semejantes aun cuando poseen orígenes evolutivos diferentes; mientras que las
ecozonas son filogenéticas y monofiléticas, y se construyen en tanto poseen un
pasado evolutivo y geológico muy concreto.
La conjunción de todos los biomas terrestres y los
ecosistemas acuáticos conforma lo que se denomina esfera de la vida o biosfera.
La biosfera es la capa del planeta Tierra capaz de sustentar vida. Al igual que
sucede con todas las especies al interior de una comunidad, todos los
ecosistemas de la biosfera se encuentran vinculadas con relaciones
extremadamente complejas. Lo que sucede en la tundra ártica puede afectar al
resto del planeta. Un ejemplo es que en el permafrost de la tundra ártica se
encuentra almacenado grandes cantidades de metano, un gas de invernadero más
poderoso que el dióxido de carbono. El calentamiento global trae consigo el
derretimiento del permafrost y por lo cual la liberación de grandes cantidades
de metano. Lo anterior genera un círculo vicioso que acelera el efecto de
invernadero del planeta. Las selvas húmedas tropicales sirven como los pulmones
del planeta, generando grandes cantidades de oxígeno, los terrenos inundables
por otro lado sirven como los riñones del planeta filtrando componentes que
podrían eutrofizar cuerpos de agua e inclusive las mismas costas del océano.
Debido a que todos los ecosistemas conforman un todo
integrado y autorregulado algunos autores han propuesto la hipótesis de Gaya (Adams & Morelan,
1995; Forman, 1990; Huggett, 2009; Scott, 2009). El punto de la hipótesis de
Gaya no es la interacción entre los ecosistemas del planeta, aspecto que es
evidente en sí mismo, sino el punto de que la biosfera funciona como un gran
supeorganismo que está vivo y busca mantenerse como tal. Gaya modifica los
ambientes del planeta para desarrollarse y prosperar. Muchos otros autores han
criticado debido a que se propondría que el planeta tuviera una superconciencia
o algo parecido, además de que la biosfera no cumple con las condiciones
biológicas de una especie “aunque en mi opinión tales reparos son
irrelevantes”. En lo personal es posible aceptar la hipótesis de Gaya en base
al principio de Le Chatelier “Un sistema en equilibrio tienen a responder ante
los estímulos para mantener el equilibrio”. Una vez establecido un sistema
ecológico este se mantiene y responde solo cuando algo rompe el equilibrio, no
como si existiera una supermente que lo planea todo, sino por las mismas
fuerzas de la química y la física que mantienen el equilibrio de sustancias en
un vaso de agua.
Actualmente la mayor amenaza para muchos ecosistemas del
planeta es la especie humana. La capacidad de los humanos de adaptar el
ambiente a sus necesidades ha conllevado a la desaparición casi absoluta de
varios tipos de ecosistemas, como le ha ocurrido a las praderas templadas de
América del Norte. El problema con nosotros es que somos un estímulo en
crecimiento sostenido, somos una Hidra de Lerna (De Duve & Pizano, 1995),
acabar con una población no afecta al resto de la especie que sigue
prosperando. El consumo creciente de recursos en un ambiente limitado, y en
donde la avaricia, la falta de juicio o la locura de gobernantes y gobernados hace
que los recursos sean aprovechados de manera poco eficiente. En mi opinión la
solución, solo puede acercarse por dos rutas, la primera seria encontrar una
manera de controlar nuestra población de manera racional, de forma tal que la
tasa de natalidad, de envejecimiento y de muerte se equiparen, o simplemente
tendremos que poner nuestros ojos de manera seria en el espacio.
Los demás planetas no tienen seres vivos, las operaciones de
minería e industria no tendrían problemas ecológicos ante los cuales tener que
responder. Los planetas gaseosos tienen el potencial de servir como fuentes de
energía infinita. Metales raros en el planeta y con utilidad industrial son
fáciles de encontrar en asteroides. Puede ser un sueño, pero si los humanos en
lugar de destruir la vida lográramos hacer que esta colonizara otros mundos,
podríamos encontrar una razón de ser para nuestra existencia como especie.
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