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En nuestro modelo tenemos que la especie A sirve como fuente de alimento para la especie B, pero no se genera un daño en la especie A por parte de la especie B porque la especie A ya estaba muerta. Si la especie B hace algo para acelerar la muerte estaríamos hablando de un depredador oportunista.
Figura 51. ¿Depredador o carroñero?, mucho se ha
debatido sobre qué tipo de relaciones entablaba T. rex, en lo personal es
una pregunta improcedente, ya que todos los grandes depredadores son ambos,
depredador y carroñero, debido a que su tamaño les permite robar las presas de
otros. De hecho, es muy probable que antes de que estos animales alcancen su
madurez tengan que sobrevivir como cazadores intermedios, pero una vez
alcanzaran cierto tamaño simplemente se dedicaran a oler la carroña con su
poderoso olfato y luego intimidaran a los depredadores intermedios, menos
poderosos físicamente. Esta táctica es mucho menos costosa energéticamente para
un depredador de nivel superior, ya que intimidar es menos riesgoso que matar.
Entender los patrones y procesos de la estructura de un
ecosistema es uno de los principales problemas de la ecología. Los gremios de
carroñeros o recicladores, sean estos vertebrados, microbios, artrópodos y
hongos juegan un rol esencial en el mantenimiento de los ecosistemas,
permitiendo su retorno al inicio de los ciclos biogeoquímicos, ellos permiten
que los nutrientes que han llegado a la sima de las redes o pirámides tróficas
retornen a la base. El problema es que los gremios de carroñeros al interior de
las comunidades ecológicas no reciben tanta atención como otros seres vivos
caracterizados por otros tipos de relaciones ecológicas, como los depredadores
ápex. Sin embargo el carroñeo es uno de los fenómenos más comunes, tanto al
interior de las comunidades de vertebrados como de invertebrados y
microorganismos (Díaz-Castelazo et al.,
2010; Olson, Beasley, DeVault, & Rhodes, 2012; Selva & Fortuna, 2007).
El recurso que necesitan los carroñeros son cuerpos muertos,
por lo que requieren los medios para encontrar los cadáveres, llegar
rápidamente allí, y esperar hasta que alguien se muera. En un ecosistema
encontrar eso no es tan sencillo, por eso para los vertebrados la
especialización en el carroñeo no es una estrategia tan común. Esto provoca dos
consecuencias claras, la primera es que el comportamiento carroñero se
convierte en un hábito oportunista que puede ser llevado a cabo por los propios
depredadores, especialmente aquellos de nivel superior, y el segundo, es que los
carroñeros obligados son un fenómeno raro que requiere de ciertas adaptaciones
muy puntuales (Díaz-Castelazo et al.,
2010; Olson et al., 2012; Selva & Fortuna, 2007).
Estamos acostumbrados a admirar a los depredadores de nivel
superior como criaturas nobles que luchan por existencia mediante el acto de la
cacería, sin embargo, debemos tener en cuenta que mucha de la biomasa que
consumen estos animales la obtienen por carroñeo, o por competencia directa e
intimidación de depredadores inferiores, para luego alimentarse de la carroña
que estos dejaron. Así podemos concluir fácilmente que cualquier depredador lo
bastante grande poseerá hábitos de carroñeo mucho más marcados que los de un
depredador de nivel intermedio. (Packer, Scheel, &
Pusey, 1990; Ruxton & Houston, 2003).
Sin embargo, los vertebrados especializados en la carroña
por excelencia son los buitres. Para aclarar un detalle importante, nuestra
expresión “buitre” hace referencia a dos linajes que han evolucionado
paralelamente al interior del orden de los Accipitriformes, que también incluye a las demás aves
rapaces diurnas como águilas, halcones, pájaros secretarios, águilas
pescadoras, buitres del viejo mundo y buitres del nuevo mundo. Según el modelo
taxonómico moderno, el ancestro de todas las rapaces diurnas probablemente fue
un ave de presa con hábitos carroñeros facultativos, de los cuales se
distinguiesen dos ramas principales, los que conllevarían al primer linaje de
buitres y el linaje de las demás aves de presa. Los buitres del nuevo mundo se
clasifican en la familia de catartidos “Cathartidae” que proviene de la
palabra griega, limpiadores, porque los buitres hacen eso precisamente, limpiar
los ecosistemas de las carcasas de mamíferos grandes muertos (Campbell, 2014, 2015;
Ericson, 2012; Mahmood, 2015; Salthe, 2013; Seibold & Helbig, 1995).
El otro gran grupo de buitres evolucionó al interior del linaje de las aves de presa diurnas, siendo evolutivamente más cercanos a las águilas y halcones que a los buitres del nuevo mundo. Al interior de la familia Accipitridae de aves de presa diurnas, los buitres del viejo mundo han evolucionado varias veces de forma convergente y paralela, desde ancestros con hábitos duales de depredador y carroñero. Los linajes principales son Gypaetinae que son especies más cercanamente emparentadas con los halcones de tamaño medio de la subfamilia Perninae. Mientras que los demás grupos de buitres que no son monofiléticos tampoco están más cercanamente emparentados con las águilas verdaderas de la familia Aquilinae (Campbell, 2014, 2015; Ericson, 2012; Mahmood, 2015; Salthe, 2013; Seibold & Helbig, 1995).
Figura 52. Destinados a existir
siendo feos. Los buitres del viejo mundo habitan en Eurasia y África, mientras
que los del nuevo mundo habitan en las américas, el más grande es el cóndor de
los Andes Vultur gryphus
En resumen, los buitres han evolucionado varias veces desde
un mismo grupo de aves semejantes para especializarse en el consumo de carne en
descomposición, para ello han creado algunas adaptaciones importantes como la
perdida de plumaje en la cabeza, que es su rasgo más distintivo. El hecho que
como público general sepamos tan poco de los buitres y los veamos como una cosa
aberrante y despreciable relata un aspecto importante de nuestra percepción y
simbolización arbitraria de la naturaleza, las águilas se llevan toda la gloria
como emblemas nacionales, de la guerra y la sabiduría militar, mientras que las
palomas son un símbolo de belleza, paz y del espíritu humilde de Dios. Los
buitres son considerados vividores aprovechados de la desgracia ajena, a pesar
de que juegan un valor importante para los ecosistemas y para la vida humana.
La importancia del despreciado solo se hace evidente cuando
desaparecen, sin el servicio de limpieza que realizan los buitres, las carcasas
de los mamíferos muertos se acumulan en los ecosistemas, atrayendo a
depredadores con hábitos oportunistas mucho más molestos como las ratas,
artrópodos y perros salvajes, todos ellos con mayores probabilidades de
transmitir enfermedades peligrosas a las sociedades humanas en específico. Esto
se ha hecho evidente especialmente en la India donde muchas especies de buitres
se encuentran en vías de extinción (Buechley &
Sekercioglu, 2016; Demos, 2013; Kanaujia & Kushwaha, 2013; Ogada, Keesing,
& Virani, 2012).
Si bien los buitres y
depredadores oportunistas se encargan de reciclar las carcasas grandes, los
artrópodos y los microorganismos son quienes se encargan de limpiar hasta lo
inorgánico que dejan los animales y plantas al morir. Los artrópodos son
capaces de detectar la materia orgánica en descomposición como es el caso de
las moscas, mientras que los hongos y las bacterias son quienes en última
instancia permiten el reinicio de los ciclos biogeoquímicos desde los
reservorios bióticos de regreso al suelo o directamente a los productores
primarios por medio de relaciones simbióticas indirectas, o por medio de
relaciones simbióticas directas como es el caso de las micorrizas (Alongi, 1994; Azam
& Worden, 2004; Kuzyakov & Xu, 2013; Michener et al., 2001).
Si se hace un diagrama de las relaciones ecológicas de un ecosistema, se observará que la cantidad de relaciones desde todas las especies a los microorganismos descomponedores es mucho más relevante que las relaciones depredador presa que normalmente componen a estos diagramas en redes, lo cual implica que los microorganismos, a pesar de que no pueden ser vistos, son la base y fundamento real de todo ecosistema (Alongi, 1994; Azam & Worden, 2004; Kuzyakov & Xu, 2013; Michener et al., 2001).
Figura 53. La humilde mosca. La mosca común es
un reciclador de materia orgánica muy importante, ya que esta sirve como base
alimenticia de otros seres vivos.
El principal asunto de los recicladores es el flujo de
nutrientes de regreso a la base de las cadenas alimenticias que componen una
red trófica. Un ejemplo de esto es el fosforo. El Fosforo es un biolemeneto
fundamental, pues está presente en las proteínas, los fosfolípidos de membrana
y en los ácidos nucleicos, sin fosforo no existiría la vida. Sin embargo, la
mayor parte del fosforo en los ecosistemas se encuentra de forma inorgánica. El
fosforo inorgánico es virtualmente inaccesible para la mayoría de las especies
incluyendo a las bacterias, por eso es virtual que el fosforo de los seres
vivos que mueren sea reintegrado a los ciclos biológicos y que no se pierda
convirtiendo ene fosforo inorgánico. Otro ejemplo es el nitrógeno, aunque más
del 70% de la atmósfera del planeta es nitrógeno gaseoso, la mayoría de las
especies son incapaces de integrarlo a los ciclos biológicos, excepto algunas
bacterias “integradores de biolementos que originalmente se encuentran de forma
inorgánica”. Relaciones biológicas de organismos recicladores y
descomponedores. En el suelo, estas especies son representadas principalmente
hongos y bacterias, aunque muchos invertebrados como los anélidos y los
nemátodos son valiosos en estos procesos.
Las especies integradoras se diferencian de las recicladoras
o descomponedores en que los bioelementos que están convierten en parte de
sistemas orgánicos se encontraban originalmente de forma inorgánica, el ejemplo
típico son los quimiolitótrofos. Mientras que los recicladores y
descomponedores simplemente mantienen en los ciclos biológicos biomoléculas de
origen orgánico. Los organismos integradores debieron jugar un papel
fundamental en el origen y expansión de la vida en la Tierra ya que en aquellos
tiempos no había biomasa de la cual pudieran subsistir los seres vivos.
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